La mayoría de las peleas matrimoniales giran en torno al dinero y empiezan porque los dos no están de acuerdo. Quizá usted tenga su propio presupuesto y su pareja el suyo, o quizá tengan actitudes totalmente distintas hacia el dinero. Puede que no tengáis ningún presupuesto, y no sois los únicos. Las estadísticas muestran que sólo 40% de los estadounidenses tienen un presupuesto doméstico que sigue de cerca sus gastos. Si éste es tu caso y quieres que te ayudemos a empezar, aquí tienes algunos consejos para elaborar un presupuesto en pareja:
1. No tengas miedo. Un presupuesto no es una esclavitud, y no tiene por qué ser complicado para que funcione bien. Los presupuestos son simplemente la mejor estimación de la cantidad de ingresos que usted y su cónyuge van a tener durante un periodo de tiempo determinado (normalmente mensual), y cómo van a gastar ambos esos ingresos. Cuando se trate de dinero, hablen pronto y a menudo, para asegurarse de que trabajan juntos y no el uno contra el otro. Es una forma sencilla de evitar malentendidos que pueden dar lugar a peleas y herir sentimientos. Combinar los ingresos y crear un presupuesto compartido es una buena manera de asegurarse de que ambos trabajan por los mismos objetivos.
2. ¡Habla de tus sueños y esperanzas! La comunicación es crucial para una unión feliz, y hablar de dinero es de vital importancia. Antes de sentarse a hablar del presupuesto, tómense un tiempo para compartir sus sueños y esperanzas para el futuro. Así, cuando lleguéis a la parte del presupuesto que trata del ahorro, ambos estaréis de acuerdo en vuestros objetivos, lo que ayudará a alimentar el debate sobre cómo conseguirlos; en otras palabras, cómo gestionar vuestro dinero hoy para alcanzar esos objetivos futuros.
3. Sé honesto, pero flexible. El éxito de una relación está estrechamente ligado a la forma en que lleváis vuestras finanzas, por lo que es muy importante que seáis sinceros y honestos sobre vuestra situación financiera y sobre cómo gastáis y ahorráis. Si tú eres de los que gastan y él de los que ahorran, tendréis que hablar sobre cómo hacer que eso funcione para los dos, para que no estéis siempre en desacuerdo. Sí, los derrochadores y los ahorradores pueden compartir un presupuesto, pero la comunicación y el compromiso son la clave para que funcione.
4. Controla tus gastos. Una vez que hayas hecho una lista de tus ingresos combinados, los gastos estáticos como ahorros, alquiler o hipoteca, pagos de préstamos, pagos del coche, pagos del seguro, gastos de teléfono móvil y suscripciones, y los gastos variables como comestibles, facturas de servicios públicos, gasolina o gastos de transporte y entretenimiento, el siguiente paso es hacer un seguimiento diligente de tus gastos durante al menos tres meses. Este periodo de 90 días le dará una idea bastante aproximada de si se ha mantenido dentro de las cantidades asignadas para cada categoría, si ha gastado más de lo previsto o si (¡aleluya!) ha gastado menos de lo previsto en alguna categoría. Los presupuestos están pensados para ser ajustados, y tardarás unos meses en tener una idea clara de dónde necesitas ajustar tus límites. Un presupuesto no le servirá de nada si no controla sus gastos. Tiene que saber adónde va su dinero.
5. Concierta una cita. Al principio queda cada semana, y al cabo de unos meses podrás pasar a una reunión mensual si lo prefieres. Fijad una hora para repasar vuestro presupuesto y ver cómo va funcionando. Pidan la cena en casa o preparen su comida favorita y hagan que su reunión sobre el dinero sea divertida. Establezcan un reto, como ver a quién se le ocurren (y ponen en práctica) las formas más creativas de divertirse gratis, quién fue capaz de ahorrar más sin sacrificios, o desafíense mutuamente a ver cuántos días de gasto cero pueden conseguir en un mes. Usa tu imaginación y diviértete con ello. El ganador puede elegir su postre favorito o la comida para la próxima reunión presupuestaria.
6. Sé realista. Si sumas la columna de gastos y es mayor que la de ingresos, es hora de hacer algunos ajustes serios. El objetivo de cualquier presupuesto es enseñarte a vivir mejor dentro de tus posibilidades. Si tus gastos superan tus ingresos, no estás viviendo dentro de tus posibilidades y el presupuesto no funcionará. Analiza seriamente tus gastos y empieza a recortarlos hasta que por lo menos llegues al punto de equilibrio. Haga un presupuesto cada vez que cobre y no presupueste más gastos de los que puedan cubrir sus ingresos. ¿Crees que no puedes recortar en nada? La mayoría de nosotros sí, hasta que nos sinceramos sobre aquellas cosas de las que podemos prescindir, como un masaje semanal, las visitas regulares al salón de manicura, las salidas nocturnas con los chicos, esas $6 tazas matinales de cafés especiales o esas suscripciones que pagas pero no utilizas.
7. Sed pacientes con vosotros mismos. Los presupuestos están pensados para ser revisados, ajustados y modificados cuando sea necesario. Nadie es perfecto, así que no te castigues si tardas un poco en cogerle el tranquillo a esto de hacer presupuestos. Recuerda que los presupuestos no son más que planes, y los planes cambian. Puede que descubras que no gastas tanto como pensabas en una categoría, o que no has presupuestado lo suficiente para otra: no te preocupes. Haz ajustes sobre la marcha hasta que tengas un marco que te funcione. No compares tu presupuesto con el de nadie más; tu presupuesto es sólo para ti y debe satisfacer tus necesidades.
Para recapitular, hablen entre ustedes para determinar las esperanzas y los sueños que quieren que su presupuesto les ayude a cumplir - pagar la casa más rápido, irse de vacaciones y pagarlas en efectivo, financiar una compra grande sin utilizar el crédito, hacer una inversión, jubilarse pronto o empezar un fondo para la universidad - y dense cuenta de que su presupuesto es el medio por el que cumplirán sus objetivos mutuos. Sé flexible, controla tus gastos con diligencia, haz que sea divertido y ten paciencia contigo mismo y con tu cónyuge. ¡Tú PUEDES hacerlo!